Muchos textos
bíblicos han sido usados para aplastar a la mujer. Puedo asegurar que la
voluntad de Dios nunca fue eso. Él no dio al varón la autoridad para que se
convierta en abusador, sino para que sea protector. La Biblia es clara en cuanto
a que el varón debe amar a la mujer de tal manera que Cristo amó a la iglesia.
Ahí no hay lugar para abuso. Llama a la muerte de sí mismo para el bien de
ella.
Lastimosamente, a
menudo lo que dice en 1 Pedro 3: 1 al 2 es malinterpretado y usado para truncar
a muchas mujeres en su propósito: “De la misma manera, ustedes esposas, tienen que
aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se
niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin
palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa
de ustedes.” (NTV)
Primeramente,
hay un contexto histórico que no se puede ignorar. Muchas mujeres habían entendido el mensaje de Cristo
y estaban dentro de la iglesia, pero sus esposos no. Muchas hoy día están en la
misma situación, y no es fácil. A veces el hombre directamente se opone a la fe
de su esposa o es abusivo. La carga puede volverse demasiado pesada para la
esposa. Existe la tentación de terminar la relación, de dejarle al esposo y de
seguir su propio camino. Pedro las está aconsejando en qué hacer. Dice que no
se opongan a la autoridad de su esposo, sino que le permitan llenar el rol del
marido y que le ganen “con la vida recta” que “les hablará sin palabras”.
Las mujeres a menudo fallamos en no entender cómo
son los hombres. Creemos que piensan como nosotras pensamos y no es así. No es
coincidencia que en Efesios 5:33 diga “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer
como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.” Dios nos da instrucciones muy
importantes que nos ayudan a comprender que necesita él, qué necesita ella. Es
que no somos iguales y nuestras necesidades primordiales no son las mismas. La
mujer debe ser amada. Obviamente también debe ser respetada, pero nuestra
necesidad es de AMOR. El hombre, sin embargo, precisa primordialmente de RESPETO.
Necesita saber que es admirado porque esto permite que él llene el rol varonil
de autoridad que Dios le ha otorgado.
Volviendo al texto anterior, lo vemos ahora en otra luz. A
las mujeres no se nos enseña que debemos someternos a la autoridad del hombre
porque seamos menos o porque necesitamos ser dominadas, sino porque tanto el
hombre como la mujer tiene un papel diseñado por Dios y necesitamos ser sabias
para dejar al hombre cumplirlo. Cuando entendamos que el hombre tiene
autoridad, no para aplastar y abusar sino para ser responsable ante Dios por la
protección y guía que debe brindar, somos libres para ser nosotras mismas sin tener
que usurpar el lugar del hombre para ser alguien.
Hay precioso descanso para la mujer quien está en un
matrimonio donde el hombre la ama como Dios enseña. Pero ¿qué hay de la mujer
quien está casada con un hombre quien no la ama de esa manera? Es una pregunta difícil con una respuesta delicada. La
repuesta de Pedro es clara: “la vida recta de ustedes les
hablará sin palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa
de ustedes.” Cuán precioso es ver como una mujer respetuosa, decorosa y sabia
gana a su familia para Cristo con el amor y la paciencia. Hay muchos
testimonios de que esto sí es
posible. Dejar al esposo inconverso por un hijo de Dios no es la solución. Dios
desea que él sea salvo y está dando a la mujer el poder para lograrlo, con una
vida entregada que grita de Su poder.
Aclaro que con esto no estoy diciendo que una
mujer debe quedar en una relación donde hay abuso. Cuando un hombre maltrata a
una mujer, ella tiene que buscar ayuda. Cuando Dios habla de someterse nunca se
refiere a que la mujer debe permitir al hombre hacerle lo que quiera. Ella
siempre es preciosa y de mucho valor, y debe valorarse también.
Mujer, eres muy
valiosa. Dios planeó tu existencia y ha escrito un plan perfecto para ti. Te
conoce y te ama. Él es quien te promueve. No creas las mentiras del diablo que
te quieren hacer creer lo contrario. Seamos sabias. Sepamos respetar al esposo.,
quien no será ganado ni impulsado hacia lo que Dios ha planeado por medio de la
oposición a Su autoridad. Es cuando una esposa respeta la autoridad de su
esposo que se abren las puertas hacia la conversión a Cristo.
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