sábado, 11 de febrero de 2012

La marca de la Alianza

                 Dios es Todopoderoso y Majestuoso. A la vez, es una persona a quien debemos llegar a conocer íntimamente. El capítulo 10 de Deuteronomio nos enseña varias cosas acerca de cómo es Dios y qué espera de nosotros, Sus hijos. Antes de este capítulo, Moisés había destruido las tablas en un ataque de furia. Te invito a leer el capítulo antes de continuar (al finalizar el artículo).

                Cuando Moisés rompió las tablas de los Diez Mandamientos, fue porque encontró al pueblo adorando una imagen. Nos preguntamos ¿Y acaso estuvo mal que se enojara? Al final, lo hizo porque ellos no obedecieron ni respetaron al Señor, a quien él amaba. Sin embargo, él pecó. ¿Por qué? Porque tomó en sus propias manos lo que a Dios le tocaba hacer. Perdió el autodominio. La verdad es que el pueblo no era de Moisés, sino de Dios. Muchas veces queremos tomar un lugar que no nos corresponde. Nosotros somos siervos de Dios, si lo decidimos ser; somos instrumentos nada más. La obra es de Dios. ¿Te estás quebrantando por cosas que no puedes cambiar? ¿Te llenas de rabia porque ves que las cosas no están como tú quieres? Toma un paso atrás. Dale a Dios la oportunidad de obrar en libertad y de mostrarte que Él es Jehová tu Dios. 

                A pesar de que Moisés había pecado, Dios no le dio la espalda. No le dijo que era un hijo malo, que lo iba a castigar con furia. ¿Qué hizo? Recordó Su pacto con Israel y con Moisés. Si bien podría haberlos destruido, no lo hizo. Dio instrucciones para que Moisés hiciera otras tablas y que subiera de nuevo al monte. En otras palabras, le dio otra oportunidad. Dios no guarda rencor. Siempre Sus decisiones son para restauración. No importa lo que hayas hecho en el pasado, Dios no te lo va a frotar en la cara. Él te va a dar esa nueva oportunidad para volver a Su camino. Él es misericordioso más allá de lo imaginable.

                Cuando Moisés subió al monte, el Señor escribió LAS MISMAS PALABRAS en las nuevas tablas. Su Palabra, Su promesa, Su plan no cambia. Aquello que Él escribió para tu vida no cambia, por más que hayas fallado. Permanece y se cumplirá.

                ¿Qué espera Dios de nosotros?
1. Espera que le honremos. Esto significa que le escuchemos, con atención, en una relación real y personal.
2. Espera que obedezcamos sus mandamientos, que hizo PARA NUESTRO BIEN.
3. Espera que le amemos (y si le amas a Él tienes que amar a tu hermano, porque de lo contrario, eres mentiroso 1 Juan 4:20)
4. Quiere nuestra alabanza genuina, que es lo mismo que servir. Alabar no es solo cantar, es vivir para Él.
                
                 La verdad es que cuando vivimos en desobediencia, cuando no estamos cerca de Él, somos nosotros quienes perdemos. Desaprovechamos todo aquello que Él preparó para nosotros. ¡Él nos escogió para estar arriba de las naciones! Sus hijos e hijas, sean latinos o anglohablantes, negros o asiáticos, o de cualquier otra parte del mundo, somos todos parte de una familia que no está sujeta a los sistemas del mundo, sino a la perfección de Su plan. Sin embargo, el que no escoge obedecer no puede acceder a esta gran bendición. Escoge hoy el camino de Dios.

                Para terminar, nos enseña esta preciosa porción de la Palabra acerca de quién es Él:
  • ·         Dueño de los cielos y la tierra (v.14)
  • ·         Fiel (v.15)
  • ·         Dios de dioses (v.17)
  • ·         Señor de señores (v.17)
  • ·         Grande (v.17)
  • ·         Poderoso (v.17)
  • ·         Temible (v.17)
  • ·         No hace acepción de personas (v.17)
  • ·         No acepta corrupción o soborno (v.17)
  • ·         Justo (v.18)
  • ·         Amoroso (v.18)
  • ·         Celoso (v. 20)
  • ·         Espera tu alabanza (v.21)
  • ·         Hacedor de milagros (v.21)
  • ·         Multiplicador (v.22)

                Su fidelidad escapa nuestra comprensión, pero una cosa es clara: si escoges Su camino, si le obedeces y le honras, vas a recibir de Su mano las más ricas bendiciones espirituales. Ponte de pie para Él. Quiere usar tu vida para bendecir y poder dar todo lo que ha prometido. Te dejo con las palabras del versículo 11: “Anda, prepárate a salir al frente del pueblo, para que vayan y conquisten el país que prometí dar a sus antepasados.”
               

La alianza renovada


Deuteronomio 10 »Entonces el Señor me dijo: “Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, y haz también un cofre de madera, y sube al monte para hablar conmigo. Yo voy a escribir en esas tablas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras, las que tú rompiste, y las guardarás en el cofre.”
»Hice, pues, un cofre de madera de acacia, y corté las dos tablas de piedra, y subí con ellas al monte. Y el Señor escribió en las tablas los Diez Mandamientos, tal como lo había hecho la primera vez que les habló a ustedes en el monte, de en medio del fuego, cuando todos estábamos reunidos. Me las dio, y yo bajé del monte; luego puse las tablas en el cofre, tal como el Señor me lo había ordenado, y todavía están allí.»
(Los israelitas partieron de Beerot-bené-jaacán, y se dirigieron a Moserá. Allí murió Aarón, y fue sepultado, y su hijo Eleazar ocupó su lugar como sacerdote. De allí salieron para Gudgoda, y de Gudgoda fueron a Jotbata, región en la que abunda el agua. Fue entonces cuando el Señor escogió a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor y estuviera en su presencia para ofrecerle culto y dar la bendición en su nombre, como lo siguen haciendo hasta hoy. Por eso los levitas no han tenido parte ni herencia entre sus hermanos, porque su herencia es el Señor, tal como el Señor mismo lo anunció.)
10 «Yo estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, lo mismo que la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó y no quiso destruirlos a ustedes, 11 sino que me dijo: “Anda, prepárate a salir al frente del pueblo, para que vayan y conquisten el país que prometí dar a sus antepasados.”
Lo que Dios exige
12 »Y ahora, israelitas, ¿qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma,13 y que cumplan sus mandamientos y sus leyes, para que les vaya bien. 14 Tengan en cuenta que del Señor su Dios son los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. 15 Sin embargo, el Señor prefirió a los antepasados de ustedes y los amó, y después escogió a los descendientes de ellos, que son ustedes, de entre todos los demás pueblos, tal como se puede ver hoy.
16 »Pongan en su corazón la marca de la alianza, y no sigan siendo tercos, 17 porque el Señor su Dios es el Dios de dioses y el Señor de señores; él es el Dios soberano, poderoso y terrible, que no hace distinciones ni se deja comprar con regalos; 18 que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama y da alimento y vestido al extranjero que vive entre ustedes. 19 Ustedes, pues, amen al extranjero, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.
20 »Honren al Señor su Dios, y adórenlo sólo a él; séanle fieles, y cuando tengan que hacer un juramento, háganlo en su nombre. 21 Porque él es el motivo de la alabanza de ustedes; él es su Dios, que ha hecho por ustedes estas cosas grandes y maravillosas que han visto.22 Cuando los antepasados de ustedes llegaron a Egipto, eran sólo setenta personas, pero ahora el Señor su Dios los ha hecho aumentar en número como las estrellas del cielo.


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