martes, 30 de octubre de 2012

LO QUE UNA MUJER QUIERE


¿Qué quiere una mujer? Qué responderías tú, mujer, a esta pregunta? 




A pesar de que algunos cínicos estarían en desacuerdo, tengo que decir que toda mujer quiere mucho más que lindas ropas, belleza y un abdomen plano (o espero que así sea). En mis años y a través de mi experiencia de trabajo con mujeres, puedo decir con certeza: LAS MUJERES QUEREMOS AMOR. Es que Dios nos hizo así. Efesios 5:25 dice  “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. Me llama tanto la atención que Dios le dice al hombre que ame a su esposa. ¿Acaso no es lógico que la haya de amar? Al final, se casó con ella. Sin embargo, la orientación es clara. 

Para comprender el por qué de este versículo es necesario conocer algo de cómo es Dios. Él nunca hace o dice las cosas sino para nuestro bien. Cuando Él dice al hombre que ame a su esposa, es porque sabe que es lo mejor para ambos. En el versículo 33 del mismo capítulo a las mujeres nos dice: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”. ¿Quiere decir todo esto que la mujer no necesita amar a su esposo, sino solo respetarle; y que el hombre, con tal de amar a su mujer, no necesita respetarla? De ninguna manera. 

Estos versículos nos dan pautas importantísimos para saber qué necesita cada género, de acuerdo con cómo Dios nos ha creado. ¿Quieres hacer feliz a tu hombre? Respételo. Darle el lugar que corresponde como cabeza, líder, responsable. Dios le dio esa tarea, y cuando le haces saber que le reconoces como tal, él va a ser capaz de alcanzar la plenitud de ese rol.

Volvamos a nuestro tema. Las mujeres precisamos (y merecemos) respeto. Sin embargo, lo digo de nuevo: NECESITAMOS AMOR. Una mujer quien se siente amada florece. Es más bella y tiene confianza. Se ve en sus ojos. Es capaz de todo.

No obstante, esto puede ser un problema…

Como el amor es algo que necesitamos, lo ponemos como prioridad. Lo buscamos en los lugares equivocados. Lo confundimos con otras cosas que no nos convienen.

¿Alguien ha estado ahí?

Veo alrededor mío a mujeres, muchísimas mujeres, quienes han sufrido terriblemente por haber cometido el error de tirarse de cabeza a una relación porque vio la oportunidad de sentirse amada. Ojo…dije “sentirse”, porque a menudo nos sentimos amadas cuando lo que estamos recibiendo no es amor de verdad. Seamos sinceras, y por favor no se ofenda: las mujeres a veces somos muy tontas. Y lo que es peor, somos tontas en el nombre del amor – y creemos que esto lo justifica. Nos volvemos tan hábiles en encontrar excusas y dar razones, que seguimos en el mismo carril, y somos lastimadas vez tras vez. ¡Y para colmo les culpamos a los hombres!

Comprenda esto: el hombre es responsable por lo que hace, pero su responsabilidad llega hasta donde tú le permites conseguir lo que quiere. Mi padre siempre decía “El hombre te va a buscar. Eres tú la que decides hasta dónde llega.” Esto se aplica a todos los niveles. Desde la amistad, hasta ir a la cama con él. Tú decides. 

Los problemas surgen cuando sucede lo siguiente: confundimos qué es el amor; y lo buscamos en el lugar equivocado.

¿Qué no es el amor?  
No es físico. 
No es una entrega del cuerpo en cambio de un poco de atención.
No es aceptar que alguien te vea, te hable o te mime a escondidas.
No es abusivo, explosivo o vergonzoso.
No es sexo.
No se basa en exigencias o condiciones.

He dicho todas estas cosas porque veo todos los días cómo mujeres se entregan por completo a alguien quien no la ama, sino que aprovecha su debilidad y la usa. Lastimosamente, y me duele el corazón tener que decir esto: también sucede dentro de la iglesia. Que a un hombre le conozcas dentro de la casa de Dios, no significa que vive según la ley de Dios. Y que alguien asista a los cultos cada semana, no le hace santo.

Es que la realidad es que es MUY FÁCIL  ganar el corazón de una mujer hambrienta de amor. Con  palabras suaves y algunas atenciones, ella se convence que “este es el hombre a quien he buscado toda mi vida”; cuando en realidad, lo que siempre ha buscado es el verdadero amor, que anhela llene el vacío que lleva por dentro, y esto solo lo puede hacer Dios.

¿Cuál es la respuesta entonces? 

Primeramente, tu corazón le pertenece a tu Creador. Él te hizo, te conoce, te acepta cómo eres y jamás te haría daño. A medida que le vas conociendo, te vas a dar cuenta que el amor que siempre lo soñaste, lo recibes de Él. No te da la espalda cuando fallas; si te equivocas, no te regaña con palabras hirientes; cuando estás triste, te abraza y te llena de gozo; conoce tu corazón íntimamente – aún mejor que tú; te mima de maneras inesperadas; y hace tus sueños realidad; cuando pasas por tiempos difíciles, Él está a tu lado. Es fiel. Jamás te abandona, te lastima o te menosprecia. De lo contrario, hoy te dice: Todo lo puedes cuando estás en mí, porque yo te fortalezco (Filipenses 4:13); sé fuerte y valiente y no temas porque yo voy contigo (Josué 1:9); aunque pases por el valle de la sombra de la muerte, no temas ningún mal, porque estoy a tu lado (Salmo 23:4); y tengo planes hermosos para tu vida, para darte esperanza y el fin que anhelas (Jeremías 29:11).  ¡Esto es nuestro Dios! 

En segundo lugar, debes tomar algunas decisiones. No importa qué hayas hecho en el pasado en nombre del amor, pida perdón a Dios y siga adelante. Si tuviste relaciones que sabes eran fuera de Su voluntad, humilla tu corazón ante Él ahora mismo. Él te da un nuevo comienzo. Pídale que cambie tu forma de ver y sentir, pero primordialmente pídale que tome tu corazón en Sus manos; que lo sane y lo llene. ¿Sabes algo misterioso y precioso? Cuando el corazón de una mujer está lleno de Dios, no cualquier hombre puede entrar ahí. Debe pasar primero por Él. La voluntad de tu Padre Celestial es PERFECTA. En ella nada malo hay. Él siempre va a preparar lo mejor para ti. Esperando en Él, recibiendo de Su precioso amor, llegará el día en que Él te dará la pareja idónea. Mientras tanto, disfruta de tu amor con Él. Déjate conquistar por Él. Enamorarlo de ti pasando tiempo con Él y escuchándole. Irás descubriendo el verdadero amor, el amor para el cual has sido creada.



Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. - Gálatas 2:20 

Conoce pues que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta mil generaciones. - Deuteronomio 7:9