jueves, 8 de mayo de 2014

VASO MÁS FRÁGIL


 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
1 Pedro 3:7

A muchas mujeres no nos agrada este tema de ser como un vaso más frágil. Pensamos, “No soy débil. No quiero ser considerada así.” Es por eso que me puse a considerar en detalle este versículo. Necesitaba saber qué piensa Dios para que se le ocurra decir eso de mí.

¿Cómo es un vaso “más frágil”? Tendemos a ir directamente hacia lo débil, y creo que durante demasiado tiempo han sido los hombres quienes han fomentado esa idea. Si nosotras la creemos, es nuestro error por no entender quiénes somos y como Dios nos ve.

Un vaso frágil es como el vaso de cristal. Es de gran valor, es delicado, es muy bello y se rompe fácilmente. Uno no trataría con rudeza a un vaso de cristal, pues sabe que lo más probable es que lo rompería y lo perdería. Lo trata con delicadeza, lo tiene en un lugar especial en la casa porque merece ser tratado así por su valor y belleza. Nunca he visto que la gente tenga un vaso de cristal tirado en una esquina o que lo dediquen a cualquier uso. Más bien, se guarda en una vidriera y se usa en ocasiones especiales o cuando vienen visitas. ¡Hay vasos de cristal que forman parte de la herencia de una familia!

Dios está diciendo a los hombres en 1 Pedro 3:7 “Traten a la mujer con delicadeza. Ella tiene tremendo valor. Es delicada y hermosa, y por tu descuido puede ser rota. Entonces quien más perderá eres tú.” El Señor aclara que somos coherederas de la gracia – esto significa que hombres y mujeres somos igualmente herederos de la Vida Eterna. No somos iguales (de hecho somos muy diferentes) pero nuestro valor es igual. Una mujer no vale menos por ser mujer. Muchas mujeres son tratadas con dureza. Las tienen como vaso desechable. Ignoran por completo su valor, tanto ellos como ellas mismas. La mujer es más frágil en lo físico, pero jamás en otras áreas. Muchos dirían que porque somos emotivas, somos más débiles; pero eso es justamente lo que a menudo nos hace más fuertes.

Un vaso es destinado a contener líquido para beber. Fue creado para ser lleno. Tiene un propósito. Al igual que cualquier vaso común, el propósito del vaso frágil es ser lleno e útil, pero además de la utilidad, tiene características agregadas: es muy bello y es de gran valor. Así eres tú, mujer. Dios te creó con un propósito específico. Te quiere llenar, quiere que seas plena en el propósito para el cual Él te diseñó. Como si fuera poco, no solo eres útil en el Reino de Dios, eres muy bella y de gran precio.


El cristal por el uso continuado puede volverse opaco. Entonces se toma abrasivos y vinagre y hasta un cepillo, y se lo lustra. Cuando un vaso es dañado, se nota. El daño sufrido puede afectar su uso. No tomamos de una copa si corremos el riesgo de que nos corte. A veces una copa dañada ya no puede retener el líquido o si la base está rota, no puede sostenerse. Cuando nosotras estamos dañadas, también afecta nuestro uso. No podremos recibir lo que Dios quiere derramar en nosotras ni podremos ser útiles en el Reino si es que no somos restauradas. Dios es quien hace ese trabajo, nadie más. Quizás hoy puedas decir que eres un vaso destruido. Puede ser que estés dañado por el mal uso o que te hayan desechado. Tal vez tu cristal ya no esté brillando. Él es quien te restaura por completo. Él es quien te lustra para que brilles de nuevo. Dios, Creador y Dueño de este vaso de cristal, es el más interesado en que seas la copa bella, útil y tremendamente que diseñó.