martes, 20 de septiembre de 2011

MUJER Y LIDER ¿POR QUÉ TANTA LUCHA?

                Lastimosamente, existe en la sociedad moderna una disputa entre los géneros para ser más, ganar más y tener más.  El movimiento del feminismo ha hecho mucho daño a la identidad de la mujer a pesar de que, paradójicamente, propone defender sus derechos.  Esto viene como resultado de un plan diabólico para arrebatar a la mujer lo que es únicamente suya: la femineidad; y para hacerla sentir insuficiente.



                El plan de Dios es el propósito original para nosotras. Él no nos ve como más o como menos que el hombre. Si, somos diferentes que ellos. Si, cada uno tenemos un rol definido por Él. No somos menos. No somos más. En el plan de Dios, hay orden; y cada hombre y cada mujer tiene responsabilidad y oportunidad. Es una pena que los movimientos de este siglo nos hayan engañado tanto, que pensamos que el hombre nos ha robado algo; o que ser hombre automáticamente trae mayores beneficios. Les hago recordar que los hombres tienen un gran compromiso ante Dios – el de cuidarnos y de ser responsables, ¡hasta el punto de estar dispuestos a dar su vida por nosotras! (Efesios 5) Lo traduzco de la siguiente manera: autoridad es igual a amor; y sin amor, no existe autoridad.  


                Ser líder no implica tener un lugar de alto mando en una empresa, o un cargo político u algo parecido. Ser líder es servir, influenciar, guiar. Es mojar la camiseta.  Ser líder no es cuestión de recostarse en los laureles y disfrutar la gloria. Romanos 9:12 aclara: “el mayor servirá al menor.” Cuando se trata de servicio y trabajo duro, las mujeres tenemos mucho que aportar. Como mencioné en la entrega anterior, ser mujer es ser líder.

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