lunes, 24 de octubre de 2011

PRUEBAS Y BENDICIÓN

Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. 
1 Reyes 17: 9 al 16


Dios se ocupa de ti. Sé que muchas veces no parece ser así. Hay momentos en los que nos sentimos olvidadas, sin recursos y hasta sin salida; pero Dios siempre responde. Él no se olvida de nosotras.

La vida puede ser muy dura. Más de una vez nos encontramos en situaciones que no parecen tener solución. Una mujer quien se encontró en una situación muy difícil fue una viuda quien vivía en una ciudad llamada Sarepta, que significa “ciudad de muchas casas”; en otras palabras, significa abundancia. Sin embargo ¡esta mujer estaba al final de todo! Pasaba por gran necesidad porque no solo era una mujer quien no tenía quién respondiera por ella, sino también la zona estaba siendo azotada por una terrible sequía y ya no había alimento. Lo único que le quedaba era un poco de aceite y harina. Estaba juntando leña para preparar lo que ella creía era su última comida, para luego entregarse a esperar la muerte. Entonces se encontró con el profeta Elías, quien le dice para que prepare una comida para él, y que luego comerían ella y su hijo. Ella obedeció, y no escaseó la comida por muchos días.

Miremos un momento a esta mujer. Es mencionada en la Biblia simplemente como “la viuda de Sarepta”. No conocemos su nombre. Conocemos su historia, pero no quién es ella. Sabemos que ha  sufrido. Su esposo falleció, no sabemos hacía cuánto tiempo ni cómo. Por conocer las costumbres de la época, sabemos que como tal, ella era considerada de poco valor. Ya no tenía quién la defendiera y para la sociedad ella no valía. Para colmo, ya no le quedaban recursos para seguir adelante. ¿Puedes ponerte en su lugar por un momento? Si tienes hijos, imagínate que ya no hay supermercados o almacenes donde comprar alimentos y que te queda una pequeña cantidad de comida. Es lo último que hay, y sabes que cuando haya terminado, ya no habrá qué darles. Me pregunto ¿cómo consolaría a mis hijos en semejante situación? ¿Cómo les explicaría lo que está pasando? Es que escapa nuestra imaginación porque estamos muy acostumbrados a la abundancia. A menudo somos como ella. Usamos lo que creemos es lo último que tenemos, para luego desistir de todo. Sin embargo, Dios tiene otros planes.

A pesar de estar sola, menospreciada y pobre está de pie, buscando leña para el último fuego. Hará todo lo posible hasta el último momento para proveer. Ella le dice a Elías que está planeando compartir su última comida con su hijo,  y no creo que sea fatalista. No se ha entregado. Tampoco desea morir. Simplemente es realista - sabe que ya no le queda nada.

No siempre vemos el final del camino.
Seguir exige mucha fe.
En el momento de mayor necesidad ella es desafiada a dar. En el versículo 9 vemos que Dios dio orden a ella para que diera. ¿Quién dijo que solo puedes ser de bendición si tienes mucho para dar? Fíjate en ella. En lo que le parecía ser su último día, Dios le ordena bendecir a otro. ¡Su obediencia exigió fe! Tuvo que poner a un lado sus deseos de alimentar a su hijo, y confiar. Bien podría haber dicho: “No, esto es para nosotros porque no pienso dejar a mi hijo sin nada.” DECIDIÓ obedecer. ¿Qué determina el valor de una promesa? Yo creo que mucho depende de quién te está prometiendo algo. ¿Ella oyó las palabras de Elías y no solo entendió que eran de Dios, sino también las creyó. Preparó comida para el siervo de Dios como le habían ordenado, y la comida no escaseó.

Para la viuda de Sarepta la solución se presenta en la forma del profeta. A la vez ella es usada por Dios para ser la solución para él. ¿No es maravillosa la forma de obrar de Dios? Cuando Él obra, muchos son tocados. Cuando Él obra en tu vida, muchos van a recibir de Su provisión. Es llamativo también que Dios le manda a Elías junto a una mujer necesitada, y no el gobernador o un rico hombre de negocios. Usa a ella para mostrar Su poder y Él es glorificado.

Hay veces en que das todo de ti, hasta que ya no tienes nada que dar. Podría ser en una relación, o en tu trabajo, en lo económico o en lo emocional, pero al final todo no es suficiente. A menudo me he sentido muy presionada porque pareciera que todo dependiera de mí. ¡Si yo estoy mal, todo en casa está mal! A veces llegamos al final de nuestras fuerzas. Entonces decidimos dar lo último que tenemos, para luego rendirnos. Sencillamente decimos “Ya no puedo más.” Somos realistas; y nuestro realismo nos quita los ojos de Aquel quién todo lo puede.

viernes, 7 de octubre de 2011

EL JOVEN Y EL ARTISTA

 El joven no estaba en el Museo de Arte Moderno por coincidencia. No era un lugar donde elegiría estar. Se sentía mucho más cómodo en una cancha de fútbol, pero el grupo del colegio estaba de viaje y todos habían entrado al museo juntos.

La sencilla verdad es que no entendía nada de lo que observaba. Había esculturas que parecían ser hechas de pedazos de desechos; y pinturas que, estaba pensando él, asemejaban mamarrachos. 

En el instante que observaba uno de estos cuadros, un profesor del colegio controlaba al grupo de jóvenes desde una esquina. Observó como el chico mencionado se sentó frente a un enorme cuadro de explosivos colores y ubicaba su cabeza primero hacia un lado y después hacia el otro, como si tratara de descifrarlo. Después de unos segundos se acercó un señor al joven y se sentó a su lado. El profesor seguía observando, con más interés ahora, listo para intervenir en caso de que viera algo sospechoso. En estos tiempos, uno no puede ser demasiado cauteloso.


El señor hablaba al joven, quien prestaba mucha atención. De vez en cuando, el muchacho asentía con la cabeza, y una o dos veces uno de los dos apuntaba hacia el cuadro. Luego de unos quince minutos el señor se levantó, se despidió del joven con un apretón de manos y se fue.

Intrigado, el profesor se acercó a su alumno, quien le ofreció la siguiente explicación: “Profesor, yo miraba estas obras con asombro, porque no entiendo NADA de arte, mucho menos de arte de este tipo,” le contó, indicando las obras modernistas con un barrido del brazo. “Me senté a observar un cuadro,” siguió con emoción. “Vino ese señor a sentarse a mi lado y me preguntó qué pensaba de ese cuadro y le fui sincero.” El profesor no pudo evitar una sonrisa. “Y qué te dijo entonces?” le preguntó el docente. “Me explico en detalle el significado de la obra. Pero eso no es todo. Cuando le pregunté yo cómo es que sabe tanto de esta obra ¡me respondió que es porque él es el artista! Ahora tiene sentido. Lo puedo ver.” El profesor miró estupefacto al joven, quien obviamente había descubierto no solo el sentido a la obra, sino que también había entendido que los significados profundos no están a simple vista.  

A medida que se alejaba de nuevo el maestro, reflexionó y sonrió. Dio gracias a su Creador, porque había hablado claramente esa tarde; y porque entendía que es el Artista quien realmente entiende su obra.

Si quieres conocerte mejor, si quieres descubrir quién eres y por qué fuiste creado, no hay nada mejor que acercarte al Artista de tu vida. Él entiende su obra mejor que nadie.